2024-10-152024-10-152000https://repositorio.sibdi.ucr.ac.cr/handle/123456789/23219La tendencia a la baja de la fecundidad, los logros alcanzados en medidas sanitarias y avances en las tecnologías médicas, con el consecuente descenso de la mortalidad y el incremento de la esperanza de vida, conducen a un proceso demográfico mundial de envejecimiento de la población, evidente en el Incremento de la importancia relativa de las personas de 60 años y más. Esto genera desafíos para la sociedad en general y produce modificaciones sustancíales en el mercado y en las familias. La etapa en que se encuentra cada país en esta transición está asociada con su realidad socioeconómica; Costa Rica está en una fase intermedia, pero ya para el 2015 la población de la tercera edad se duplicará respecto a la de hoy día y para el 2050 uno de cada cinco habitantes superará los 60 años. Las familias se transforman alterando su estructura y tamaño; actualmente una cuarta parte de los hogares costarrícenses tienen en su seno al menos un anciano o anciana. El rol de las personas de edad es poco valorado hasta ahora como transmisores de valores, y agente socializador entre generaciones. La calidad de vida de las personas adultas mayores costarricenses está relacionada con la disponibilidad de medios económicos, pero el principal problema reportado por ellos mismos es la falta de dinero, situación más aguda en las zonas rurales. Los ancianos y ancianas receptoras de pensiones alcanzan apenas la mitad en la zona urbana y una cuarta parte en las áreas rurales. Poco menos de la mitad de las ancianas no reportan ingreso alguno de ninguna fuente. Por lo tanto, las familias deben asumir el bienestar económico de los miembros mayores. Una tercera parte de las ancianas son viudas y poco más de la mitad no conviven en pareja, además la mitad indica afectarle la soledad. La presencia de personas adultas mayores en las familias genera la necesidad de llegar a arreglos de convivencia, afectado por factores relacionados con la riqueza disponible, independencia económica, demográficos y condiciones físicas. La solidaridad entre generaciones lleva a la constitución de hogares multigeneracionales y en Costa Rica dos de cada tres personas mayores conviven con miembros de dos o más generaciones, y en cerca de la mitad de esos casos los hogares son calificados como pobres. Una posible tipología de convivencia clasifica los arreglos de convivencia en autónomos, nucleares, extendidos y dependientes. Cerca de una tercera parte de las personas adultas mayores conviven en la primera categoría, y una sexta parte como dependientes; la mitad se les ubica en hogares nucleares y extendidos, con una diferencia leve a favor de la opción extendida. El ajuste de un modelo logístico permitió aproximar la importancia de las variables en la definición de esos arreglos. En una primera etapa se emplearon las cuatro categorías de la variable respuesta (arreglo de convivencia) y en la segunda etapa se utilizó uno dicotomizando la convivencia en autónoma y multigeneracional. Los ajustes realizados originaron medidas de bondad de ajuste bastante elevadas, para elcaso politómico el modelo ajustado logró clasificar correctamente el 64% de los casos y el dicotómico el 90%. Se utilizaron 16 varía bles, diez discretas y seis continuas. Las variables del factor salud o no son retenidas por los modelos o su importancia es marginal, denotando no ser determinantes en los arreglos de convivencia, lo que si es evidente en la relevancia de las variables del factor independencia económica y riqueza. El modelo politómico emplea como categoría de comparación el arreglo de convivencia autónomo. Las variables del factor independenoia económica son de mucha relevancia y las del factor estado de salud no son trascendentes en la determinación del arreglo de convivencia de la persona de edad. Existe una razón de ventaja mayor de convivir en forma nuclear -comparada con la autónoma- si la persona adulta mayor reside en una vivienda propia, hacinada y con un status social más alto; por otra parte este tipo de arreglo es desfavorecido por incrementos en las variables del factor independencia económica, el avance de la edad, por los hombres y ser migrantes recientes. El riesgo de convivir en un arreglo extendido es mayor cuando se incrementa el hacinamiento, el nivel socioeconómico y la residencia en vivienda propia y lo desfavorece -frente al autónomo- las variables del factor demográfico e independencia económica. Las personas adultas mayores conviviendo en forma dependiente presentan una razón de ventaja mayor de tener edades más avanzadas, compartir hogares más hacinados pero de mayor nivel socioeconómico, con presencia mayor de adultos inactivos, ser mujeres y tener una menor independencia económica, comparado con el arreglo autónomo.spaADULTO MAYORCONVIVENCIAFactores determinantes de los arreglos de convivencia de la población adulta mayorThesis